Estábamos sentados en el paseo marítimo tomando una copa como tantos viernes noche, pero fue ese momento, ese y ninguno más que ese, el que lo cambió todo.
Se nos hizo muy fácil trazar la línea mientras que no tuvimos el valor de borrarla durante demasiado tiempo…
El sentir esa sensación anhelada durante tanto tiempo me abrumó, me paralizó y me dejo a tu merced durante unos instantes.
Cerré con decisión la mano, acabando de entrelazar los dedos que tú, tímidamente, habías cogido.
Como si de un par de adolescentes se tratara, fuimos hasta el final de los espigones donde la calma y la brisa del mar coexistieron durante unos instantes con nuestro beso más sincero. Al volver, todo lo que había imaginado y nunca me había atrevido a hacer ya no me daba miedo alguno.
No tenía miedo a sentir quererte abrazar o cogerte de la mano mientras descubríamos las calles de premia de mar juntos. Ni de reír a carcajadas por nada. Ni de pasar horas a tu lado. Ni de ser amigo y compañero de viaje a la vez. Ni de ser tu razón de ser feliz al igual que ser tú apoyo cuando no ves la luz.
Es más, no me da miedo, sino que lo quiero!
Y ahora que nos hemos decidido, porque no rompemos todo muro que exista y dejamos los miedos a un lado? Los mismos que nos han impedido hacer tantas cosas antes.
No sé si durará o hasta cuándo durará pero voy a disfrutarlo.
Love of lesbian – cuando no me ves
I have a secret I wanna tell you... 